martes, agosto 22, 2006

LUZ EN LA AGONÍA DEL PEZ. POESÍA. 2.004

LUZ EN LA AGONÍA DEL PEZ
ARTURO ALAPE.
Poesía
Ediciones San Librario. Primera edición, Septiembre 2.004.
10.5 x 28 cms. 56 páginas.
Imágenes: Carátula y página 56, más adelante a la izquierda. Texto de página al final.
Agradecemos a Luis Alberto Díaz, muy cercano amigo de Arturo y estudioso de sus obras,
el habernos facilitado el ejemplar de su libro para realizar esta publicación.
(Los números entre paréntesis corresponden a la página del libro.)
A Carlos Vásquez-Zawadzky, cómplice de esta aventura de la palabra.

La sombra (5)
.
La sombra es un inmenso cocodrilo
enceguecida por el silencio
que suele aletear
cuando se encuentra en lo profundo
de un lánguido desierto al atardecer
Dibujo ( 6 )

El puente que huyó del sol (7)

De niño construí un puente
para que mi sombra huyera del sol
y mis manos apaciguaran las aguas.
Antes había construido cien barcos
en papel color arco-iris
y en cada uno quería hacer un largo viaje
cuando aún podía dirigirlos con los dedos
Para que cruzaran mis barcos
con arena hice un puente levadizo
y en sueños alcancé viejos castillos
Con piedras inventé otro puente
a la mitad supe que no podía volar
El barco cubrió los cimientos de la lluvia
a bocados se lo comieron los vientos

Hoy al caminar por los puentes
pienso en las aguas de mis pasos
Los barcos envejecieron en el papel
y asustado corro para alcanzar la orilla
De espaldas miro el puente que huyó del sol


Ojos Felinos (8)

Ojos felinos y luminosos
luz de siglos en el espacio
son las estrellas cuando miran
devorando la débil curiosidad


La araña hila sus pensamientos (9)

La araña hila los pensamientos
en su meditado peregrinaje
con maestría teje arabescos en mis manos
ojos de aguas deslizándose en mi estómago
y fosforescentes mariposas en las espaldas
Fenece un día y la araña cae de sueño
Al despertarse la diligente araña
arrodillada en sus peludas ocho patas
sorprendida mira incrédula mis ojos
y piensa que nunca lamentablemente
he escuchado sus palabras
Las absurdas equivocaciones
también causan estragos en las arañas:
Hace año y medio que siento en el cuerpo
las líneas de sus pensamientos
.
Clama frágil el silencio (10)

Pálidos y tenues dedos
caen como besos de hojas
en gritos de corazón muy adentro
y suena la voz aguda sin agitarse

Botones negros de camisa
pegados a la silla que abraza el brindis
Saliva gestual de estómago
fluyendo hondas pesadul1zbres
en miradas que declinan el ancho mirar

Al ciego amarre de corbata
le giran mundos locos
imágenes de furtivos pensamientos
Clama frágil el silencio
y se muerde los labios:
la inaudible inundación
sangra todo su cuerpo


Rituales de la ausencia (11)

La ausencia definitiva es duro
golpe de años en el corazón
Camina sobre la niebla huyente
tras las huellas que no tienen sonido

El aire llanto de flores marchitas
que aprisionan migajas de miradas
Los ojos deslumbran en la noche
un cuerpo que se deshiela solitario

Las manos son palpitar adolorido
en líneas que gimen de pasión en la voz
Los sueños imágenes de crueldad
olorosas a cuerpos deshechos en huesos


La noticia (12)

En fino papel gris de celofán
llegó envuelta la noticia
un día dormido sobre las horas
En su débil paso pobló
de heridas las palabras
que la esperaban entre dientes
y dejó huellas de lejanías
al huir en la tenue sombra
para que nadie abriera de labios
las incógnitas de sus páginas
Las líneas abiertas al temor
volvieron al azaroso mar
El despojo de la tristeza
ahogada en ausencias
de lejanas geografías
cayó en solitarias resonancias


Luz en la agonía del pez (13)

En la noche de pan sin cortar
a tientas vagaba un hombre
Despacio y oscuros los pies
alma ciega en las manos
y humo inverso en la puerta
Ventanas ausentes de voces
en la fotografía garfio el corazón
habitantes en bruma huidiza
de pasos precoces sin llanto

Vagaba un hombre a tientas
en la noche de pan sin cortar
Arduo tiró el anzuelo
sin pensar en la apuesta ganada
De un soplo el hombre
presuroso pescó del mar
plateada y lacerada
en la agonía del pez
la luz que encendió sus ojos


Los huesos del tiempo ( 14 )

Los huesos del tiempo
tienen requiebre posible
doblados en su fémur
y guardados en polvo de olvido
como hierba florecida
sólo una vez en el viento
por la insistencia del hombre


Versificador con voz de niño ( 15 )

Versificador con voz de niño
acumulador de la palabra incierta
y el sueño en los ojos de la locura

Versificador con voz de hombre
equilibrista de la palabra aguda
confiado en la experiencia amarga
y deslices de susurros en la niebla

Niño hombre de la trova
de flauta en la voz
amarrada al reloj de péndulo
Miradas decapitadas en plena luna
mientras agoniza la creciente noche
Un hombre espera un ambiguo sol


Duelen los huesos de la noche ( 16 )

Duelen los huesos de la noche
ataviados por susurros sospechosos
Febril y ansiosa la mirada
de vidrios que todo lo ven
y tienen el raro movimiento
de la lechuza en asechanza


La blanca pared sigue creciendo ( 17 )

Ahogar el río en la curva imposible
sentarse en la palabra históricamente escrita
gritar en el fondo del abismo humano
gesticular ante estatuas vivientes
tocar el liso corazón del elefante blanco
esculpir con la potencia del disparo meditado
meter la mano dentro de cada hombre
presenciar los ojos de la ola fúnebre
hacer gemir la risa de la muerte
acezar ante la maldición del amanecer
angustiarse solo ante la cama limpia
ausentarse de todas las sombras
arrodillarse ante el estómago dormido
maldecir las nocturnas autorías
tocar la espalda del viento que huye
Todo puede ser podría ser
un día será
La blanca pared sigue creciendo


Dibujo ( 18 )


Duda el río sin cauce en los pies ( 19 )

Nudo de miradas interminables
sobre la espalda cicatrizada
Volátiles mundos de recuerdos
en líneas de confusos vuelos
Un árbol de corazón prematuro
la ciudad amarrada a sus miedos
y los días tatuados en la piel desierta
en rostros habituados a la espera

Cristales silenciosos de lluvias
en ventanas balbucientes de existencias
la bruma atosiga los pulmones
con sueños improbables
Caminantes que pisan el miedo
y no despiertan palpitaciones

Una voz atraviesa el eco de la esquina
un siseo vuela entre los dedos
en la penumbra de voces dispersas
y un hálito de luz atardece
sobre bocas enmudecidas por viajeras palabras
El regreso un espejo tardío
y el silencio abrazado a los dientes
Duda el río sin cauce en los pies


El grito sepultó la voz ( 20 )

El grito sepultó la voz
bajo un alud de sombras
mientras el eco se hizo agua
al beber en roca del tiempo
y huyó como polvo en la voz
disperso en brumoso y lento barco


Cansada y temerosa la mariposa ( 21 )

Cansada y temerosa la mariposa
posó el miedo de su vuelo
sobre la luz de un bombillo:
moviéndose al furor del viento
se atragantó en el vacío de su miedo
La mariposa detuvo el viaje
y sus alas fueron nubes despavoridas
Entonces un inmenso banquete de pájaros
se vio en el cielo invadido por la lluvia
La tierra se pobló de grietas
y arabescos en bruma de ojos perdidos


La llama en alza ( 22 )

La llama en alza
alcanzó a tocar la punta del pico
del travieso colibrí
que se había confundido
de flor bajo el embrujo
del espejo de la niebla
detenido en el tiempo
por aullidos de gata en celo
un día prematuro en risas


La distancia difusa figura ( 23 )

La distancia difusa figura
de montañas que emergen y flotan
en abrazo infinito de cielo y mar
Las huellas entretejen alientos
en miradas de sudor que languidecen
y el agua es sorbo de angustias
Diminuto crece el hombre
luz en semilla de locos andares
y el corazón regresa piedra en flor


La ausencia perdura como aliento ( 24 )

La ausencia perdura como aliento
Al tacto de los labios fríos
en un cuerpo que despierta

Vive en la ciudad que deambula
en los límites de los sueños
Palpita un manojo de abrazos
en manos que regresan tras las llamas
Luz de esperma perdida en la noche
en desplome de todos los vientos

La ausencia es árbol tatuado
que desvela la mirada taciturna
Los años son temblor dormido
mientras gime prisionera en esperas
La ausencia engendra caminos de regreso


La sonrisa des dibujada tras la bruma ( 25 )

La sonrisa desdibujada tras la bruma
perdura como sólida pared
el gesto amargo que intenta vuelo
en palabras que no descifran el vacío silencioso
Huellas que perdieron el significado
en abismos de podredumbre y miradas degolladas
por la inocencia
La sangre congelada bajo la sombra
de ventanas a medio abrir
El otro cuerpo huye perdido en cama ajena
la voz se descompone en lágrimas fugaces
y las aves mueren lánguidamente de frío
en cielo en el ocaso de sus límites
La febril soledad cierra puños
para penetrar en la calle hambrienta
de multitudes desaparecidas en la memoria
Sobre la ciudad miles de silbidos
y certeras flechas en corazones agonizando


Un viento vuela como mariposa ( 26 )

El viento vuela como mariposa
y cae sobre la mirada del sueño
desliza el cuerpo en la oscuridad
en que yace escondida la muerte
En silencio detiene la voz
que irrumpe el amanecer
en gota de sudor disfrazado
que baña cuerpos agonizantes
en el abismo de la emoción
Sopla la sombra sobre la mano
que señala la fatalidad del rostro
y navega por ciegas turbulencias
de río perdido entre las huellas
Salta y se mece sobre la rama
que pide ayuda al pájaro que huye
El viento que no tiene noticias
muere de cansancio en rocas encenizadas


La ciudad es un juego del azar ( 27 )

La ciudad es un juego del azar
de puertas ciegas sin golpear
y figuras fantasmales que cuelgan
en las sombras de luces alucinadas
y premoniciones en miradas fortuitas
La risa acumula sorpresa en los labios
y las manos paralizadas caen asustadas
en la fría trampa de los bolsillos
Hiere la noche el vuelo del silbido
y agrieta paredes en cuerpos que flotan
agonizando en abrazos de serpientes
pisoteados en la próxima esquina
Se escuchan gemidos en el juego del azar
y maldiciones que yacen sin puntería


Suda el miedo como esperma derretida ( 28 )

Suda el miedo como esperma derretida
mientras la llama despierta compasión
y el pabilo dobla la punta de tristeza
Tiembla el cuerpo en toda su sombra
ahorcando el corazón con un hilo de luz
La voz se ahoga en llanto conjurado
y se desliza el susurro sobre la espalda


La risa es un rompecabezas ( 29 )

La risa es un rompecabezas
que alumbra el corazón
y hace saltar el cuerpo
en diminutos peces azules
que boquean burbujas de flores
en un río de lágrimas felices
.
Dibujo ( 30 )
.
Se podría lanzar al fondo del mar ( 31 )

Se podría lanzar al fondo del mar
amarrado a una gigantesca piedra
y un mes después aparecería emergiendo
como muñeca en un recién nacido riachuelo

Se podría lanzar al final de las huellas
acompañada con el fin de los recuerdos
y un alud de procaces palabras
y al día siguiente anunciaría regreso
al dejar huesos visibles en el camino

Como cadáver podría caer en cueva ciega
defendida por un nudo hirviendo de serpientes
y una pequeña luna floreciente de sorpresas
llamaría a la puerta con voz tenue

Se podría pisotear cien y más veces
como si fuera un rostro frágil de yeso
luego encadenarlo en el fondo de una botella
y escaparía por la delgadez de la risa traicionera

Se podría disfrazar de su propia sombra
caer en la trampa de la invención de los engaños
encerrarse bajo la llave de su corazón
y saldría ileso a pesar de la herida profunda

Difícilmente se puede escapar de los olvidos
De una ¡puñalada certera en la mitad de la mirada
de un amor que aún perdura en la sed de la piel
de la venganza que no descansa en la esquina
de la deuda que palmotea las espaldas de la noche
de una niñez sin recuerdos para el sacrificio
de un sueño mal habido que tiembla por su nombre
de aquella mujer sembrada en risa inconsolable
de la noche como canto fúnebre en la madrugada


De soledad padece la orilla opuesta ( 32 )

De soledad padece la orilla opuesta
se contrae un viento cansado y temeroso
El árbol solitario perdió los murmullos
en las madrugadas que despertaban huellas
El sol apenas es un atisbo de sombras
ligeramente quieto en abrazos gimientes

La orilla opuesta se ha disfrazado
de un color sepia de corteza muerta
El tiempo asumió muecas de máscaras
y el agua del río se volvió lluvia dispersa


Un hombre camina con el rostro vuelto ( 33 )

Un hombre camina con el rostro vuelto
y el sombrero sobre las espaldas
Ha perdido la mirada en la inmensidad
de lejanías de oscuras memorias
En los bolsillos oculta sigiloso
voces de años y crudos inviernos
Las huellas se perdieron como imagen
en arena de playa que no levanta polvo
Paloma pasajera momentánea (34)

Agonizante el tren esperaba la partida
en noche de sombras sobre la espalda
y el vacío deshaciéndose en las manos
Caminábamos con el viento hiriente
transeúntes con miedo al clamor en los ojos
El tren devorado por la quietud
las palabras habitantes en los huesos
comiendo las uñas en polvo de ceniza

En el marco de la ventana
tu quieto rostro flor del aire
Huyendo flotaban mis pensamientos
en los días de mar hiriente y friolento
y los dedos yacían ante un cuerpo incierto
El tren agitaba la premura
un metro en medida de la tristeza
y los pies poseídos por la tierra

No gesticulaban tus ojos
el eco había atrapado los sonidos
vibraba el tren en la agonía
y no huías de la ventana
Corrías hacia la puerta de la noche
se desplomaba el otoño en lluvias
y tu recuerdo en vuelo un día
Paloma pasajera momentánea


La soledad es un cuarto de paredes blancas (35 ..)

La soledad es un cuarto de paredes blancas
donde puedes escribir
los pensamientos más arriesgados
sin el rumor del desliz de la muerte
Escribir por ejemplo:
«Entre la vida y la muerte el ocaso de la calle»
«Sin temor podría acostarme y mirar el cielo»
«Es un placer mearse sobre dos corazones»
«Quisiera atrapar el vuelo de una paloma»
«Podría suicidarme tres y dos veces y una más»
«En fin, yo...»
Las palabras son manchas de sangre
Nadie podría leerlos
salvo quien viva al borde de la despedida
y no conozca
que más allá de las paredes blancas
se puede escribir
sin la vigilancia de la sombra


El vuelo de la risa (36 .. )

Cuando la risa desaparece del rostro
el silencio cierr los ojos a la tristeza
Cuando la risa abandona las calles
la sombra del miedo atrapa las miradas
Cuando la risa huye de la ciudad
la piedra de la mudez se posa en el corazón
y el silencio grita para sembrar la muerte

El hombre que nunca ríe en el día
posee de frente la espalda en la oscuridad
Un niño que no florece en la risa
sus alas al viento son apenas lejanía

Risa murmullo de la vida
Risa incontenible hálito de río viajero
Risa de la risa generosa en la alegría
vuelve pronto a nosotros


Jugadores ojos de tigre manso (37)

Ojos juguetones de tigre rayado
de por vida ojos jugadores
riachuelos con boca de mar en calma
Jugadores ojos que rehacen la vida
risa que ríe sin darse cuenta que ríe
manso tigre rayado de soles
soles pegados a la candela que libre vuela
Danzantes ojos de soles
con ellos basta respirar
y echarse tras los sueños despiertos
porque juega el insignificante tiempo jugador
y baila como sudor que golpea la piel

Tigre hablador y juguetón de soles mansos
mujer de ojos que cruzan lo elemental
sembradora de huellas en mar y tierra
manojos de vientos y pólvora, voces y manos

Riachuelo de ojos soles de tigre hablador
jugador que ríe y mira el cielo y enciende estrellas
ojos estrellas que curvan la boca al espacio
candela que corre en tus ojos y quema mis ataduras
El río de la nostalgia ( 38 )

Roma era un encuentro de amigos
en la noche que despierta el otoño
Habló la voz con la distancia
y escuchó el rumor del río
que corre por la geografía sangrante
El río contaba historias
de unos y de todos
La mujer que espera la noticia amorosa
El hijo que escucha prematuras huellas
La luz en penumbra en la habitación perdida
Las palabras escritas como recuerdos
El río que todo lo lleva
habló de nosotros y de todos
y la nostalgia amordazó los labios
Habló el río
en la noche que despierta el otoño


Impaciente espera ( 39 )

Impaciente espera de viajero
y el humo de tren despavorido
se estaciona frente en apretada oficina
en la ciudad de brumas y desconsuelos

Impaciente espera de viajero
la desesperación crece ante la incógnita
se enfría el café
y el azúcar lo hace más amargo
El asiento dureza en viejo mueble
imagen tatuada como cuerpo de los sueños


Sobre los ojos dos pesadas lunas ( 40 )

Sobre los ojos caen dos pesadas lunas
y el dedo señala el horizonte
Los perros equivocaron la noche
con aullidos frente al portón de golpe
La sombra perdida en el tiempo
y las voces ahogándose en la bruma
Solitario el grito cuelga del farol
y la luz se despierta en destellos
Alguien vive aún sobre su cuerpo


El corazón es una trampa ( 41 )

El corazón es una trampa
le pones un pedazo de queso
y te agarra el dedo
te esconde la mano
y traga tu cuerpo
disminuye la sombra
te hace polvo
Con el corazón no se juega


Dibujo ( 42 )


Vientos flagelados por los miedos ( 43 )

Vientos flagelados por los miedos
caen en el vacío de las miradas
Tenues medias tintas que huyen
en desafío balanceado de cuerpos inertes
Hastío del más allá en la penuria de vivir
son piedras olvidadas por gestos de la naturaleza
los platos en que comen taciturnos hombres
con luz apaciguada en las manos anudadas


Por el amor que alienta mi congoja( 44 )

Por el amor que alienta mi congoja
soy capaz de asustar al corazón
con un fuerte pisón del pie izquierdo
una madrugada de rostro cualquiera
una noche de imagen a destiempo
No importa que pierda en mi corazón
la congoja que alienta el amor


Amargura de sol ( 45 )

De pronto lloras con la amargura de sol
que ensombrece el fulgor de la ilusión
y exprimes el zumo de cada instante en los ojos
con el rencor aprisionado en los dedos
Caminas sobre huellas de la calle ausente
y no encuentras la memoria de la esquina perdida
Sólo existe el resquicio de la ventana abierta


Por el amor que alienta mi congoja (44)

Por el amor que alienta mi congoja
soy capaz de asustar al corazón
con un fuerte pisón del pie izquierdo
una madrugada de rostro cualquiera
una noche de imagen a destiempo
No importa que pierda en mi corazón
la congoja que alienta el amor


Amargura de sol (45)

De pronto lloras con la amargura de sol
que ensombrece el fulgor de la ilusión
y exprimes el zumo de cada instante en los ojos
con el rencor aprisionado en los dedos
Caminas sobre huellas de la calle ausente
y no encuentras la memoria de la esquina perdida
Sólo existe el resquicio de la ventana abierta


Cruce de noches ( 46 .. )

Son todas las noches
y una noche definitiva
Escenario de sigilosas figuras
sombras de meditado caminar
en el instante del gemido victorioso

La oscura mirada que dejó el temblor
en la tenue madrugada
El equilibrado susurro
que muerde el labio sin sangrar

El silencio que espera
el correr imperturbable del tiempo
El ojo metido por la rendija
en sueños de latir generoso

Son gestualidades que mastican
el lento devenir del toque en la puerta
Extasiados sonidos guturales
en juego con el augurio de la cicatriz

Son todas las noches
de vaticinios fatales
Cuando los avezados asesinos
cumplen con absoluto rigor
el cruce de sangres desconocidas


Azar de un desliz cualquiera ( 47 ..)

A Luz Mery Giraldo

La vida
no puede dejarse al azar de un desliz cualquiera
en la noche señalada
por el odio que nunca cicatriza

La espalda
no será ventana abierta
para silbidos de gritos agonizantes
un día
cuando la palabra sirvió de anzuelo

La mirada
no dejará de ser río que corre
ante la sangre vertida que juega a la candela
una madrugada
cuando la pesadilla no ha cesado su vigilancia

La risa
no responderá los aplausos de la muerte
en el instante de una escritura
que ha cerrado el ocaso del círculo
en la hora que galopa
con el agitado corazón viajero en choque de trenes

La saliva
no puede ser canto de inocencia
que se traga a la fuerza la cruz individualizada
en un abrir de ojos
que ordenan la puñalada certera

La vida
necesita huir cuando la vida quiere huir
el regreso será la huella de siempre
en viaje por otros caminos
La hora de los aplausos será otro día
Ellos los dueños de la vida (48 ..)

Ellos
quieren precipitar la muerte
para que sus huellas congelen la mirada
en el hombre que no ha cesado
de imaginar el vuelo de la cometa

Ellos
no dejan de agitar maniobras acusadoras
con dedos acostumbrados a la penumbra
de un grito que no tiene amanecer
en la garganta convertida en riachuelo agónico

De su risa se desprende aquella mueca
del sinsabor de la puerta cerrada a destiempo
imagen imperturbable con el sonido del escupitazo
ciego ante un cielo ya sin agujeros

Tienen el olfato como señuelo de incautos
en vuelo de mariposa ciega
Son incendio frenético de llamas creciendo
siseo mezquino de quien escribe órdenes

Dueños de tiempo acumulado en saliva vengativa
la pesadilla con rostro de herradura
círculo de moscas en cierre enlodado de mierda

Ellos
Confesos y pulcros hacedores de la muerte
que alumbra el corazón del otro
Ellos
poseedores de la penumbra escondida
en el bolsillo que todo lo guarda
Ellos
visionan un hombre crucificado
en la continuidad de un cielo que aún llora


El arrullo de la niebla (49)

Apareció la lluvia testigo transeúnte
y un goteo de palabras fluyó con desgano
Era la invasión de la tristeza
ahogada en el vado
en la vigilia de luciérnagas al borde del día

Era caminar bajo el arrullo de la niebla
con la mano abierta
ante la extraña mirada de la lechuza
Era duro hueso de roer en simple palpitar
una noche como lejano lucero
cuando el tiempo abandona el pequeño manantial
amordazado por la risa ajena


Sed de añoranza infinita (50 ...)

A Katia

Te veo
tierna bajo el abrigo de tu cuerpo
Te recorro como montaña dormida
goteo a goteo
con la sed de añoranza infinita
Te palpo
en la imaginación como ave en arrullo
descubro los pliegues de tu sueño de ansiedades
y te envío el abrazo de furtivas olas
mientras tu mar se vuelve concha en mis manos

Déjame
Sumergirme en la mirada de tu ausencia
Escucha
el desgranar de un eco disperso
Recibe
la plegaria del náufrago abandonado
que ondea la bandera de la tristeza
Ven
y despójate de tu cuerpo y vuela con la distancia
Ven
Envuelta en el silbido del viento amigo


El miedo es mal de hombres (51 ..)

El miedo no es flor
para esconder debajo del zapato
tampoco aire que cambia de corriente

El miedo no se pierde
en el abismo del ojo del pez
atrapado en la podredumbre del aire
cuando la mirada se lanza por la ventana
en descuido del hombre que lo padece
como fiebre que deshace los huesos
en huevos que pulcros renacen
en hongos babosos y amarillentos

El miedo pulula en la ciudad
agazapado y envuelto en la bufanda
doblado en el bolsillo del pañuelo
escondido en la manija del paraguas
invisible en el llanto de velorios
y manos de gestos indescifrables
en estornudo agitado a plena luz
en la esquina de la puerta azul
en fortuito abrazo amoroso
en la risa cómplice del vecino
perdido en el cuerpo de su sombra

El miedo es un mal del hombre
de este día y la próxima noche
disfraz de la frágil indefensión
que habita la densa atmósfera
de una geografía abierta en sus heridas
en el país de lacerada boca cerrada
y perturbado en su sed de sueños


Razón que dispara (52 ..)

No es cuestión de discusión
en corazonada ambigua
una noche de turbio brindis pasajero
Ya es cuestión determinada en aguas
de la razón que dispara y señala
Razón escrita en historia definitiva
con sello y cuño de página cerrada

El Otro que camina no existe
como verdad absoluta ni relativa:
no existe su mirada inocente
su caminar débil y sospechoso
su voz apenas susurro de mudez
su historia lista de imperfecciones
ya no piensa y si acaso pensó
fue un día de fatalidad elocuente

No es árbol que brote ideas
no es fruto que pueda fotografiarse
no es semilla de continuidad sanguínea
Si por casualidad el Otro existiera
cuestión de fatalidad humana
serviría para lo que está sirviendo:
Certera cabeza para el tiro al blanco

Ese Otro requiere en su geografía
una fina operación selvática
a cuchillo para que deje huellas
de definitiva y gruesa cicatriz
como perfecta constancia
de alguien que quiso existir
pero que nunca existió
como verdad absoluta o relativa
+++
Texto de la pagina 56, cuya imagen se presentó arriba.
Arturo Alape. Escritor, investigador, periodista y pintor. Nació en Santiago de Cali, Colombia, el 3 de noviembre de 1938. Doctor Honoris Causa en Literatura de la Universidad del Valle (2.003).

Publicaciones:
2003. El caimán soñador. Bogotá: Panamericana; El caballo y su sombra Bogotá: Panamericana; Noche de pájaros (segunda edición). Cali: Editorial Atenas. .
2001. Yo soy un libro en prisión (crónicas). Bogotá: Intermedio.
2000. Sangre ajena (novela). Bogotá: Planeta.
1998. Mirando al final del alba (novela). Bogotá: Planeta.
1997. Río de inmensas voces y otras voces (crónicas). Bogotá: Planeta.
1995. Valoración múltiple sobre León de Greiff (ensayo). Bogotá: Universidad Central; Ciudad Bolívar: la hoguera de las ilusiones (testimonio y periodismo). Bogotá: Planeta (cinco ediciones).
1994. Tirofijo: los sueños y las montañas (biografía). Bogotá: Planta (cuatro ediciones); Julieta, Los sueños de las mariposas (cuentos). Bogotá: Planeta.
1990. Valoración múltiple sobre Tomás Carrasquilla (ensayo). Bogotá: Instituto Distrital de Cultura y Turismo.
1989 Las vidas de Pedro Antonio Marín, Manuel Marulanda Vélez- Tirofijo (biografía). Bogotá: Planeta (dos ediciones).
1981 La Paz, la violencia: testigos de excepción (reportaje histórico). Bogotá: Planeta (cuatro ediciones)..
1984. Noche de pájaros (novela). Bogotá: Planeta.
1983 El Bogotazo: memorias del olvido (ensayo histórico). Bogotá: Planeta (trece ediciones).
1979. El cadáver de los hombres invisibles (cuentos). Bogotá: Alcaraván (dos ediciones). .
1977 Un día de septiembre: Testimonio sobre el paro cívico1977 Bogotá: Armadillo (dos ediciones).
1972. Las muertes de Tirofijo (cuentos). Bogotá: Planeta (cinco ediciones). .
1970. Diario de un guerrillero (testimonio). Bogotá: Armadillo (tres ediciones).